Si finalmente no has podido evitarlo y estás leyendo esto, ¡Enhorabuena!
has hecho lo que la mayoría haría, y es que si no has podido evitar leerlo (que
no tenías que leerlo) y tu curiosidad te ha impedido resistirlo, esto significa
que has sido víctima de lo que en psicología denominamos psicología inversa.
Todos sin duda, hemos oído hablar de la famosa psicología inversa, pero la realidad es que detrás de ella se
esconden grandes terapias. La psicología inversa es una técnica de
intervención psicológica que juega con la sorpresa y fue desarrollada por Viktor
Emil Frankl, un psiquiatra austríaco judío, que sobrevivió al holocausto en
campos de concentración como el de Auschwitz.
Pero para poder
entender bien qué es exactamente la psicología inversa, es importante entender
antes otro concepto como es, la Reactancia.
La Reactancia, es una activación
motivacional que conduce a la persona a intentar restaurar su libertad de
acción cuando siente, que se
amenazan ciertas libertades en su conducta. Es decir, cuando nos piden que
hagamos algo que no encaja con nuestra forma de pensar, o con nuestra forma
habitual de comportarnos, se interpreta como una amenaza a nuestra libertad y
entonces lo más frecuente es que nos neguemos a hacerlo o hagamos lo contrario.
Por lo tanto la psicología inversa juega también con ese principio. De hecho,
es una técnica muy utilizada en obsesiones, fobias, ansiedad o psicología infantil
entre otros.
Uno de los
ejemplos más utilizamos de esta técnica a nivel terapéutico, es cuando una
persona llega con problema para conciliar el sueño. Cuando a una persona se le
pregunta por qué no puede dormir, te dice que no lo sabe, pero que no puede
dormir. Así que la consigna será, que
cuando vaya a dormir en lugar de intentar dormirse, intente mantenerse
despierto el máximo de tiempo posible, por lo que seguramente se dormirá.
Pero no todos
respondemos igual a los efectos de la psicología inversa, las personas somos
diferentes unas de otras, sin embargo, lo más común es que si nos dicen que no
podemos hacer algo u tener algo reaccionemos de tres maneras;
· Deseándolo aún más.
· Rebelándonos para defender nuestra libertad.
· Enfadándonos con la persona que limita nuestra libertad.
Una de las situaciones sociales en las cuales la psicología inversa muestra su
evidencia es en la adolescencia. ¿Recuerdas cuantas veces para hacernos los
interesantes, le decíamos a otra persona “Te iba a contar una cosa, pero mejor
no”? En ese momento lo que esperamos es que la otra persona nos haga caso y nos
insista para que cambiemos de opinión y se lo contemos, pero si por el
contrario esa persona nos dice “vale, de acuerdo, como quieras”, la perspectiva
cambia y ahora somos nosotros los que tenemos más ganas de contárselo.
¿Pero en qué casos puede ser más eficaz la psicología inversa? Se ha demostrado que la psicología inversa funciona mejor con las
personas que tienen problemas para aceptar la autoridad. Por tanto, tendrá
menos eficacia, con aquellas personas que suelen acatar las normas sin
cuestionarse las cosas.
Pero además, existen una serie de factores que hacen aumentar la reactancia
psicológica de las personas, y por
tanto, más efectiva será la psicología inversa:
En primer lugar, La expectativa de libertad, cuanto más libre se sienta
la persona, más aumentará su reactancia psicológica.
La fuerza de la amenaza: cuanto más fuerte sea la amenaza percibida, más
aumentará la reactancia psicológica.
La importancia que se le da a la libertad y la implicación con otras
libertades: Contra más
importancia le demos al concepto de libertad y más afecte la restricción a
otros ámbitos de nuestra vida, más aumentará la reactancia psicológica.
Y por último, La legitimidad de la amenaza: Si la amenaza procede de una
fuente importante de autoridad, la reactancia será menor, ya que normalmente se
acatan con más facilidad las normas impuestas por personas con un estatus
superior al nuestro.
Pero aunque nos parezca una técnica fácil de aplicar, se trata de una técnica
que debe aplicarse con prudencia y cuidado, puesto que podemos hacer que las personas se sientan engañadas y causar
inseguridad.
Con respecto a los niños/as es una técnica muy útil ya que los niños/as son fácilmente manipulables. Sin
embargo, esos pueden acostumbrarse a los engaños, y el efecto sorpresa perderá
valor para ellos provocando que hagan lo que quieran, dejando así de respetar
la autoridad. Que un niño crezca pensando que manipular a los demás para
conseguir lo que nosotros queremos es lo habitual, no es adecuado.
La psicología inversa no es un juego, ni una técnica que pueda aplicarse con
cualquier persona adulta menor, se trata de una técnica terapéutica aplicada
por profesionales con conocimientos suficientes como para llevarla a cabo con
los menores efectos adversos posibles.
Para finalizar, os dejamos este vídeo como ejemplo divertido de lo que podría
parecerse a la psicología inversa en la vida cotidiana de un niño.
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